El árbol de la vida
Escuchar y contar son necesidades primarias del ser humano. La necesidad de contar también resulta del deseo de hacerlo, del deseo de divertirse y compartir con los demás a través del gesto, la escucha y la palabra. Es en este deseo en el cual la literatura tiene sus orígenes.
En El árbol de la vida apostamos a la recuperación de la tradición oral a través de historias y relatos estimulando la lectura, y fomentando la comunicación.
El proyecto combina entonces el enlace mas íntimo de la recuperación de la historia oral de los pueblos y actuación que reconecta la historia con el público.
Esta propuesta está concebida para promover la tolerancia y la paz. pues a través del arte procuramos promover la convivencia en armonía y respeto por la diversidad.
Os invitamos a descubrir espacios mágicos leyendas, historias, sueños.
Los
relatos se intercambian en la vida diaria, reuniones hogareñas,
celebraciones, faenas colectivas y, en el caso de los niños en la
escuela, en un parque, etc. Es a partir de estos relatos que se
transmite aquella información rica en experiencias propias de los
pobladores de una localidad, memoria colectiva, prácticas y saberes
locales, valores culturales.
El
relato ocurre cuando una persona evoca una experiencia, una historia,
un sucedido, un acontecimiento y lo narra a viva voz. Cobra vida ante
los ojos y oídos de los demás, a medida que se va diciendo y
escuchando un relato, este puede enseñar, acompañar o liberar. Se
trata de espacios mágicos donde es posible abordar realidades
complejas, cercanas, propias y a la vez extrapolar esas experiencias
en leyendas, historias futuribles, viajes utópicos; es un espacio de
reflexión grupal y de enfrentamiento continúo entre la realidad y
los deseos, es como la anticipación a la vida misma donde uno
proyecta lo mejor de sí mismo, sus anhelos y esperanzas con la idea
de verlos hechos realidad.
Para
ello fue fundamental la elección de los profesionales que
intervinieron. Nuestra propuesta incluyó aquellos profesionales que
por su formacion, practica y filosofía de trabajo integren el
trabajo colectivo y provilegien la expresión artística como
instrumento abordaje de los social. Se realizó una coordinación
permanente y en cada una de las etapas., estimulando permanentemente
a la creación colectiva.
Principios:
Horizontalidad.
El Narrador-facilitador debe desarrollar la capacidad de relacionarse
con el otro sin basar su relación en ningún tipo de jerarquía de
poder, saber o tener. La relación se basa en el simple hecho de ser
personas.
Empatía
que permite comprender a los demás y comunicarse con ellos, teniendo
en cuenta sus diferentes estados de ánimo, temperamentos,
motivaciones y habilidades. Esto nos permite ver distintos puntos de
vista y apreciar valores y opiniones diferentes de las nuestras.
El
respeto y compasión a lo que se dice y al cómo se dice, sin juicios
de valor.
Compasión
como entendimiento del estado emocional del otro. El trueque
(intercambio). El Narrador-facilitador no llega con las manos vacías,
viene a hacer un trueque cultural, con cuentos, canciones, juegos,
adivinanzas, para lo cual debe llegar con su repertorio personal
motivando a los participantes a compartir lo relatos que conocen y
recuerdan, o invitándoles a recordar.
El
repertorio pertinente El narrador-facilitador debe además cultivar
relatos que puedan ser presentados “a propósito de”. En términos
ideales, se trata de conocer relatos que puedan ser insertados en la
conversación y en las dinámicas en el momento oportuno. No se
pretende instrumentalizar un relato para dar un “mensaje” sino
proponer relatos que inviten o provoquen la reflexión, que comenten
las temáticas surgidas en las conversaciones o que contengan las
reacciones de los participantes. Así tenemos relatos sobre el origen
de los alimentos, lugares, objetos, relatos que hablan de amores,
penas, dificultades, que se burlan de la autoridad, que hacen reír o
llorar, etc.
La
inclusión de todos ante la exclusión que se ve reflejada en el
respeto de la cosmovisión del otro, para que, a partir del diálogo
intercultural, surja algo nuevo, no a pesar de las diferencias, sino
gracias a ella. También debe conocer el idioma del grupo al que se
dirige o desarrollar modos de comunicación alternativos en ausencia
de dicho conocimiento.